“El parto de la criatura” en el Festival de Cine de Gijón

Y BARATOmetrajes 2.0 vio la luz. Con el documental recién salido del horno (tan reciente que todavía quemaba) nos plantamos en el Festival Internacional de Cine de Gijón para verlo por primera vez en pantalla grande y presentarlo al mundo. Cinco intensos días de los que tenemos muchas cosas que contar. Pero esta vez, y porque la ocasión lo merece, lo hacemos a seis manos, Hugo y Rosa escriben, Dani pone los vídeos!

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SÁBADO 16

El viaje comenzó en la sede de Cutfilms, en el barrio de la Concepción (zona pegada a Arturo Soria), que se convertido en el nuevo centro, sino de la ciudad, al menos de las actividades de este proyecto. Saliendo tan solo media hora más tarde del plan convenido y tras una parada técnica adicional, salimos por la A6 rumbo al Norte.

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El trayecto estuvo presidido por los constantes paisajes nevados que hicieron las delicias, tanto de Rosa como de Dani. Hugo iba más enfrascado en su smartphone y poniendo al día cosas pendientes ahora que pasa menos tiempo en España. En la parada para el merecido café y repostaje, hicimos las primeras fotos pensando en vosotros,  los seguidores de las redes y también un mini-vídeo improvisado a lo “Streets of Philadelphia”, que fue marcando, de nuevo, el estilo de improvisación, rock y humor que caracterizan siempre a los viajes B.2.0.

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Había que madrugar ya que nuestro pase y estreno mundial era a las 17h y el plan marcaba llegar a tiempo para hacer el check-in en el hotel, comer (bien, como así fue) y tener al menos un respiro antes de ir al “Antiguo Instituto”. Así fue, tuvimos suerte de encontrar aparcamiento y nos empezamos a empapar de Gijón, una vez que descubrimos el gran valor de los “billetes de monopoly”, osease los vales de comida del festival.

Llegamos al pase con ganas, ataviados de algunos carteles.  Ciertamente se notó que había partido del Sporting de Gijón (y eso es religión en estos lares). La sala estaba a un cuarto de su capacidad y fue Nacho Carballo, el dire del festi, el que nos presentó en sociedad.

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Sufrimos un poco las condiciones del pase y de nuestro flamante master: el etalonaje (retoque de color) de algunos planos era muy mejorable y la mezcla de sonido también. No habíamos podido verlo/oirlo antes en grande. Pero oímos las suficientes risas del respetable. Siendo un documental y habiéndolo buscado si que era un buen termómetro. Los aplausos finales sonaron sinceros e hicimos una especie de coloquio, pero ya fuera, saliendo de la sala. Nuestro publico fue sobre todo gente joven, estudiantes de cine y algún periodista. Nos hicimos alguna foto más y la forma de relajar y comentar con profundidad nuestras sensaciones (y las “quejas” sobre las cosas que no estaban a la altura) fue un gran paseo (bajo un ambiente húmedo, muy gijonés) por Cimadevilla, ya cayendo la noche, donde los puntos culminantes fueron la escultura del “váter de Chillida” (sabemos que se llama de otra forma, pero también se le conoce por ese llano nombre) y las 4 sidras que al final de todo el largo paseo degustamos en “La Galana”. Allí también cogían los vales del festi. Luego fuimos  a cenar a donde la gente de la organización nos había dicho que juntarían a todos los invitados, que se agradecía siendo un festi que consideramos grande, pero que con éste detalle se hace manejable. En esa cena, sobre todo conocimos a Gregory, un actor/director chileno, todo un personaje. Acabamos la noche yendo al Casino, el lugar de “pendoneo” nocturno del Festi. Ese día teníamos una pulserita fosforito que nos venía en el “wellcome pack”, porque la fiesta era privada: pero el acceso no nos dio la felicidad, la música era muy discotequera y el ambiente muy pijales, aunque los siguientes días ya vimos que fue una excepción y el rollete se tornó indie, como “el manual” apuntaba. En todo caso, lo pasamos bien.

DOMINGO 17

Domingo, día del Señor, toca tomárselo con calma. Desayuno tranquilo casi a la hora del aperitivo y a enfrentarse con la dura realidad. De príncipes pasamos a mendigos. El festival sólo nos cubre las noches de hotel en las que presentamos el documental así que cogemos nuestros bártulos camino de un céntrico hostal sacado de la agenda del Hugo productor y en la que nos da la bienvenida un reconocible olor a fritanga. Es mejor salir a la calle y respirar aire puro. Paseo por la playa de San Lorenzo para inmortalizar el Gijón de postal y a comer en buena compañía con alguno de los compañeros que también presentan película en el festival.

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Venciendo la tentación de la siesta, nos vamos a los cines Centro a ver Vicente Aranda: 50 años de cine, un documental en el que los hermanos Kiko y Javi Prada han realizado un interesante retrato del reconocido director catalán y que se ve como una masterclass de cine acelerada. Les acompaña en la presentación el propio Aranda, genio y figura, con una particular manera de promocionar la película. De una sala de cine a otra y tiro porque me toca. Con buen ojo, elegimos ver la que acabará convirtiéndose en “la película del festival”, con 5 premios, incluyendo mejor película. Se trata de Ida, del polaco Pawel Pawlikowski, una dura historia en blanco y negro sobre la vida de una novicia católica que descubre sus raíces judías y que asombra tanto por su forma como por su contenido. A los tres nos gusta bastante y en la cena tenemos la suerte de hablar de nuevo con Pawel y darle nuestra sincera enhorabuena por su gran película. Para cerrar el día, una copa tranquila en el lugar de marcha oficial del festival, el Casino, con conciertos diarios y en el que una puede encontrarse con personas de muy diferente tipo y condición en función del día de la semana. Hoy, toca el rollo rockero, con 2 grupos muy surferos/garajeros.

LUNES 18

Empezamos la rutina: Turno de duchas, algo de redes sociales y lugar de espectacular desayuno y un poco de urgencias laborales de cada uno. Toca también resolver el tema del aparcamiento a base de poner tickets. Pero en hora y media productiva sacamos unas buenas premisas para el estreno madrileño, marcada ya la fecha del 1 de febrero en la ansiada Cineteca. No es fácil consensuar todo con las coproducciones y hay que hablar cada detalle. El coche lo movemos fuera del centro y queda depositado hasta el final del periplo gijonés. Ese movimiento nos obligó a otro buen paseo, aunque es verdad que las distancias son muy manejables en esta amigable ciudad.

La comida es de nuevo con los invitados, en otro estupendo restaurante. Y la sesión de tarde, con el pase de prensa y acreditados de Blockbuster, la única peli española de la sección oficial. En esta no hay consenso. A Dani y Hugo les gusta y a Rosa no tanto, le chirrió un poco el guion. Pero se agradece que haya homenajes como éstos a tantos buenos actores de nuestro cine, en este caso mediante la estupenda interpretación de Manolo Zarzo que recuerda muchísmo al recientemente fallecido Sancho Gracia. A las 20h fuimos al Jovellanos, el teatro que es la sede principal, a ver Gabrielle. El film nos recordó mucho, quizá demasiado, a “Yo También”. Y precisamente porque comparte y repite frescura, verosimilitud y muy buenas interpretaciones, logra entretener y emocionar. Quizá esta película abusa mucho de la música, que si bien está justificada en la historia, lo “apastela” todo un pelín.

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Llevando ya 2 pelis encima, decidimos darnos de nuevo a la sidra, esta vez con raciones. Y la noche en el Casino tenía a Silvia Superstar (aunque cuando llegamos ya habían acabado) y a los superindies Tachenko, que cumplieron, como nosotros que nos debieron dar las dos y media largas antes de irnos al hostal a descansar.

MARTES 19

De nuevo, un poco de trabajo mañanero en nuestro centro de operaciones/cafetería. Comida y corriendo a El cafetal, en donde nos espera un encuentro con la prensa. Como calentamiento, Hugo y Dani se echan una partida de billar al más puro estilo El color del dinero mientras son acosados por los flashes de las cámaras. Ellos en su salsa, se dejan querer. Comienza la rueda de prensa en la que BARATOmetrajes 2.0 se da a conocer al mundo y en la que Nacho y Jorge Iván, director y subdirector del festival, sueltan el bombazo. El año que viene, el festival de Gijón incluirá una “sección Baratometrajes” para este tipo de películas capitaneadas, claro, por la nuestra.

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El ajetreo del encuentro con la prensa nos impide llegar a tiempo para ver la sugerente Silent visitors así que pasamos al plan B. Algunas compras dejando dinero en la ciudad que nos está tratando tan bien y al Varsovia, que hay mucho que celebrar. El Varsovia es un pub famoso por sus cócteles en el que, sin dejar de mirar al mar, brindamos con dos gin tonics y un mojito.

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Nos ponemos en modo cultureta y acudimos a visitar la exposición sobre cine español del fotógrafo y foto fija Pipo Fernández y a la sesión de cine diaria, aunque hoy sin tanta suerte. La piscina es una peli cubana más lenta que los propios cubanos y no nos convence a ninguno de los tres. Pero oye, no todos los días se ve una peli en una iglesia, en la colegiata de San Juan Bautista. Como mínimo, curioso, aunque la acústica del lugar no es la más adecuada. Tras el esfuerzo intelectual, a reponer fuerzas a base de embutido y pastel de cabracho. Es de mala educación levantarse de la mesa cuando todavía hay comida en ella, así que, nuevamente, cancelamos el plan cinéfilo y terminamos la cena tranquilamente. Esta noche sin salir, directos al hostal, que mañana hay que estar frescos para el pase nocturno del documental.

MIERCOLES 20

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Hemos salido en la prensa. Tanto online como en papel. Nos sentimos “alguien”. Al estar frescos y con ganas (incluso se habló de algún pase de las 9:30 am con demasiado optimismo), fuimos, tras el nuevo paseo al hotel oficial, a un pase matutino para sacar jugo al día. 12:30 horas, un horario muy verité para ver una peli francesa que bebe de esa corriente. La batalla de Solferino nos mete de lleno en el día clave de las ultimas elecciones presidenciales francesas y el caldeado conflicto entre una periodista y su ex por la custodia de sus hijas. Un buen ejercicio que no nos entusiasma, pero que se nos queda en la retina. Luego Hugo logra consenso para ir a ver Reset, un interesante docu dirigido por el actor Javier Rios, al menos por ordenar las ideas, dejar argumentar y explicar con detalle ciertas verdades, sobre el tema más actual y cercano posible en nuestro país: la crisis.

Nada más acabar, tenemos agendado un encuentro sobre proyectos transmedia, ya que se han incorporado ese día como invitados los responsables de las pelis Pixel Theory y Panzer Chocolate. Nos dividimos y Hugo se encarga de representar a “BARATOmetrajes 2.0”, con el apoyo en la sombra de Rosa y Dani hace el check técnico de la copia para el pase de las 22.15 (bajando la saturación del proyector y comprobando con agudeza el sonido). Tras el encuentro, vamos al hotel a reponer fuerzas y quedamos para cenar prontito con Mar Delgado y Esaú Dharma, que además de haber coordinado y codirigido la mencionada película colaborativa Pixel Theory, son mecenas de nuestro proyecto y están igual de nerviosos por verlo que nosotros, en el segundo round.

Como siempre la buena comida lleva su tiempo y tenemos que salir zumbando para el “Antiguo Instituto”, aunque la elección fue muy buena (estaba al lado, por aquello de “por si acaso”). Y ansiando un gran aforo, al llegar nos dimos un chasco: No había casi nadie, solo los invitados que habíamos logrado convencer y un par de espectadores de verdad que pagaron su entrada (a 3,50 es cada pase del festi, con bastantes ofertas de bonos). Olaya fue la espectadora convertida en fan. Pablo y el otro chico salieron con una sonrisa de satisfacción. Mar y Esaú ejercieron de “clá” (se lo pasaron en grande, sin para de reír y comentar) y Gregory fue el que nos hizo soñar con los futuros estrenos internacionales (debería funcionar sobre todo en Iberoamerica, según nos dijo).

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I can’t get no Satisfaction, como dice la canción de los Rolling Stones. Para rematar, otra vez de Casino, esta noche con el elegante Jay Jay Johansson y nuevos encientros con amigos y conocidos, con un inesperado trío de fans locales que nos dieron palique y querían el poster firmado y algunos datos de contacto con nuestra guionista rockera. Hasta ahí podemos leer (o mejor dicho, escribir).

 

 



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